La Biblia israelita griega, comúnmente llamada Biblia de los LXX (70), o Biblia Septuaginta, representa la más antigua e importante entre las colecciones de textos religiosos sagrados israelitas, bastante más antigua que el Tanaj judío palestinense, conjuntamente con el cual constituye la fuente para el Antiguo Testamento de las Biblias cristianas.

Origen Etimológico

El nombre de LXX, o Septuaginta, se debe a que solía redondearse a 70 el número total de sus 72 presuntos traductores. La carta de Aristeas proponía como un presunto hecho histórico la idea de que 72 sabios judíos alejandrinos se pusieron de acuerdo para trabajar aisladamente en la formación de un compendio de textos sagrados del pueblo judío. Aunque, en general, se trataba de textos vertidos de lenguas semíticas, (hebreo y arameo), se piensa que al menos algunos de estos textos habrían sido redactados de forma originaria en lengua griega. Aristeas proponía que la comparación del trabajo de todos, reveló que el trabajo de todos los sabios había coincidido de forma sorprendentemente convincente. Sin embargo, al presente sabemos que uno de los criterios de autoridad más frecuentemente implementados en esos contextos histórico-geográficos, consistía en atribuir a los textos sagrados algún supuesto origen remontable a hechos muy extraordinarios.

Cómo se desarrolló

En general se piensa que habría sido formada con el expreso fin de cultivar la fe de las comunidades de israelitas piadosos que se comunicaban en lengua griega koiné (común, comunitaria); ya que en aquella época residía en Alejandría una muy nutrida y numerosa comunidad de inmigrantes judíos e israelitas. Aun cuando la orden provino del rey Ptolomeo II Filadelfo (284-246 a.C.), uno de los fines de aquella encomienda era proveer de un compendio de textos sagrados judíos a la Biblioteca de Alejandría.

Para su formación, varios de los escritos sagrados judíos debieron ser vertidos a una lengua distinta de sus originales hebreos y arameos, (y en su caso concreto, al griego). Su redacción fue iniciada en el Siglo III a.C. (c. 280 a.C.), y se concluyó a finales del (c. 200 a.C.). El Libro de la Ley, Torá oPentateuco, habría sido traducido en esa misma época, y el resto del trabajo se completó en las dos á tres centurias subsecuentes. El filósofo judío Aristóbulo, que vivió en Alejandría durante el reinado de Ptolomeo VI Filometor (181-145 a.C.), confirma este dato al referirse a ella en una carta al rey en los siguientes términos: “[...] la completa traducción de todos los Libros de la Ley (el Pentateuco), en los tiempos del rey Filadelfo, ancestro vuestro [...]”

Una escuela de traductores se ocupó de verter el Libro de los Salmos de David, en Alejandría, hacia el año 185 a.C. Más tarde tradujeron los Libros de Ezequiel y Jeremías, así como el Dodecaprofetón, o Libro de los XII Profetas [Menores]. Más tarde tradujeron los escritos históricos: (Josué,Jueces y Reyes), y, luego, finalmente, el Libro de Isaías. El Libro de Daniel fue traducido alrededor del año 150 a.C.; aunque no se conoce exactamente la fecha y el lugar de estas traducciónes. Algunos eruditos sitúan en Palestina, durante el Siglo I de la Era Cristiana, la traducción al griego de los libros de Ester, Rut, Eclesiastés, Lamentaciones, y el Cantar de los Cantares, acaso por Aquila.

Los escritos y textos hebreos y arameos que sirvieron de base para la formación de la Biblia Septuaginta carecían de gramemas dotados de valores fonéticos vocales, capitalización (alternancia mayúsculas-s-minúsculas), signos de puntuación y acentuación, algunos ciertos tipos de conectores lógicos, y algunas conjunciones, artículos, prefijos y sufijos adverbiales y/o preposicionales. (Más tarde, se agregó algunos signos con valores fonéticos vocálicos, surgiendo así el llamado Texto Masorético.) Estos antecedentes podrían contribuir a explicar algunas diferencias interpretativas entre la Biblia griega de los LXX y el texto hebreo-arameo conocido, y el hecho de que algún tiempo después, en ambientes judíos, algunos revisores hubieran procedido a tratar de “corregir” la Biblia alejandrina a fin de asimilarla a este último.

Esta compilación de textos y de escritos sagrados judíos traducidos al griego fue, desde un principio, bastante socorrida para ilustrar la fe de las comunidades judías e israelitas de la Diáspora, permitiendo el acceso a los textos sagrados de sus padres y ancestros, a las comunidades de israelitas piadosos que no hablaban hebreo, ni arameo; y existe el testimonio demostrado de que los redactores del Nuevo Testamento, citaron el Antiguo Testamento de acuerdo a la Septuaginta.

El "Plus de los LXX"

La Biblia Septuaginta contiene 24 a 391 de los textos sagrados hebreos y arameos recibidos del judaísmo palestino, y varios otros textos, algunos de los cuales, probablemente redactados de forma original en lengua griega. Y, además de los textos hebreos y arameos incluidos en el Tanaj judío, que constituyen parte del núcleo principal del Viejo Testamento del común de las Biblias cristianas (católica, ortodoxa, protestante, etc.), la Biblia Septuaginta incluye de manera original los textos subsecuentes, que han sido omitidos por el Tanaj judío hebreo-arameo, pero que son sagrados al menos para una parte muy importante de las comunidades israelitas históricas, y, en diferente número, de las comunidades cristianas ortodoxas y orientales, cópticas y siríacas, así como católicas romanas:

Numerosas variantes aditivas, substractivas y ordinales a varios de los Libros del Viejo Testamento, más o menos mayores en el caso del texto de los Libros de Samuel, los Reyes, Job, los Proverbios, Isaías, Jeremías y las Lamentaciones [EH].

El Libro III de Esdras2 [E].

El Libro de Tobit —en algunas versiones llamado “Libro de Tobías”— [EW].

El Libro de Judit [EW].

Variantes aditivas, substractivas y/o substitutivas mayores consistentes al Libro de Ester —comúnmente agrupadas bajo el nombre conjunto de “Resto de Ester”—, junto a su respectivo Colofón (Ester 10:3l, ó 10:14) [EW].

El Epílogo al Libro de Job (Job 42:17b-17e, ó 42:19-22) [E].

Varios de los Epígrafes propios de los Capítulos del Libro de los Salmos de David [E].

El Capítulo 151 del Libro de los Salmos de David —común y familiarmente llamado “Salmo 151”—, junto a su respectivo Epígrafe (Salmos 151:1a) [E].

El Libro de la Sabiduría de Salomón [EW].

El Libro de la Sabiduría de Jesús de Sirac —en algunas versiones llamado “Libro de Sirácides”, y también “del Sirácida”, o “del Eclesiástico”—, junto a su respectivo Prólogo (Capítulo 1a) [EW].

El Introito del Libro de las Lamentaciones (Lamentaciones 1:1a) [E].

El Libro de Baruc, formado por tres textos adscriptos a Baruc (Baruc 1:15'—3:8, 3:9—4:4 y 4:5—5:9), y un cuarto redactado a manera de Exordio (Baruc 1:1-15') [EW].

La Epístola de Jeremias —nomenclaturada, en la Biblia Latina, “Capítulo 6” del Libro de Baruc—, junto a su respectivo Epígrafe (Baruc 6:1a, ó 6:1bis) [EW].

Variantes aditivas, substractivas y ordinales más o menos mayores a varios de los textos, pasajes y capítulos del Libro de Daniel [FH].

Entre estas variantes, de manera especial, el pasaje Daniel 3:24bis-90; que incluye la Oración de Azarías y el Himno de los 3 Jóvenes, junto a sus respectivas Notas Introductorias [EWT].

La Historia de Susana —nomenclaturada, en la Biblia Latina, “Capítulo 13” del Libro de Daniel—, junto a su respectivo Epílogo (Verso 64) [EWT].

La Historia de Bel y el Dragón —nomenclaturada, en la Biblia Latina, “Capítulo 14” del Libro de Daniel—, junto a su respectivo Epígrafe (Verso 1) [EWT].

Los Libros I y II de los Macabeos [EW].

El Libro III de los Macabeos [E].

El Libro IV de los Macabeos [F].

El Libro de las Odas; que incluye la Oración de Manasés [E] y el Himno Matutino [F], y otros 13 textos [F] retomados de otros libros bíblicos canónicos, junto con sus epígrafes [F].

El Libro de los Salmos de Salomón, junto con sus Epígrafes [F].

Algunos importantes manuscritos de la Biblia Septuaginta incluyen, así mismo, las partes y pasajes propios del texto griego conocido de:
El Libro de Enoc [F].
El Libro de los Jubileos [F].
La Apocalipsis de Baruc [F].
El Resto de las Palabras de Baruc [F].

Siglas:

[F] Incluido completo en los Códices de la Biblia LXX, aunque no recibido de forma consensual por todas las Iglesias Cristianas Ortodoxas, las cuales representan la forma consensual más extensa del Canon. Algunos de estos textos han sido recibidos por algunas de ellas, y/o también por algunas Iglesias Orientales Siríaco-Nestorianas y/o Cóptico-Eutiquianas.

[E] Incluido completo en el Canon Amplio Oriental del Viejo Testamento, seguido por las Biblias propias de las Iglesias Cristianas Ortodoxas, y de las Iglesias Cristianas Orientales.

[W] Incluido completo en el Canon Amplio Occidental del Viejo Testamento, seguido por las Biblias propias de la Iglesia Católica Romana.

[H] Excepto en los casos anteriormente indicados, comúnmente se sigue el Texto Hebreo-Arameo.

[T] Incluso en los casos anteriormente indicados, comúnmente se sigue la Edición Griega de Teodoción.

Historia del texto de la LXX

Los manuscritos más antiguos de los LXX conocidos hasta ahora, son fragmentos del Siglo II a.C., del Levítico y Deuteronomio (Rahlfs, Núms. 801, 819, y 957), y fragmentos del Siglo I a.C. del Génesis, Éxodo, Levitico, Números, Deuteronomio y los profetas menores (Rahlfs, Núms. 802, 803, 805, 848, 942, y 943). En Qumrán fueron encontrados rollos con fragmentos griegos de Levítico (4Q119-120), Deuteronomio (4Q120,122) Números (4Q121), Éxodo (7Q1), y de la Carta de Jeremías (7Q2).

Como la traducción del conjunto de libros incluidos en la Septuaginta fue un proceso que duró por décadas, y fue realizado a partir de versiones hebreo-arameas con ciertas diferencias, y debido también a las variantes de los copistas, se observan variaciones entre los fragmentos y códices encontrados.

Durante muchos siglos, los estudiosos bíblicos pensaron que todas las variantes, textuales y canónicas, entre la Septuaginta y el Tanaj, habían sido propias de la Septuaginta, así como el producto de malas traducciones, o el desconocimiento del Tanaj, así como de errores de copistas. Sin embargo, a partir de los descubrimientos de Qumrán, cuando los estudiosos finalmente tuvieron a su alcance los rollos manuscritos del Mar Muerto, pudieron darse cuenta de que esas variables que hay en la Septuaginta, se hallaban reflejadas con gran fidelidad en manuscritos hebreos bastante más antiguos que las formas actuales derivadas del texto masorético, que data de los Siglos I y II de la Era Cristiana.

Una lectura atenta de los Códices griegos revela que los textos asentados en la Biblia LXX representan fielmente, con certeza total, textos en un estado carente de un estilo pulido y acabado, mucho más primitivo, primario y primigenio, que el actual texto hebreo-arameo masorético, bastante más pulido, editado, corregido y mejorado en el curso de los siglos posteriores. Y tales diferencias se perciben de un modo sumamente especial en libros que presentan variantes consistentes en el orden de versos, ideas inacabadas, faltas de pulimiento, en la versión LXX de los Libros de Samuel, los Reyes, Ester, Job, los Proverbios, Isaías, Jeremías y las Lamentaciones, y Daniel. El texto masorético refleja numerosas correcciones en términos de estilo, orden de ciertos versos, y redondeo de ideas que no habían sido digeridas del todo, ni asentadas de forma elegante, en los textos hebreos y arameos de donde fue tomada la Biblia Septuaginta.

Ante las controversias suscitadas en torno de estos hechos, algunos estudiosos atestiguan que, en algunos casos, en Qumrán se han hallado manuscritos hebreos que avalan la Septuaginta, y otros que respaldan al texto masorético. Reiterativamente, ya se ha determinado que aquellos manuscritos que avalan la Septuaginta son mucho más antiguos que aquellos que respaldan al texto masorético.

Durante el Siglo I, el judío Teodoción hizo una revisión de la BIblia LXX, tratando en lo posible de hacerla coincidir con los textos hebreo-arameos llamados “protomasoréticos”, los cuáles incluían ediciones tardías que para esa época ya habían sido editadas por los masoretas. Entre el 123 y el 130, Aquila de Sinope hizo una nueva traducción, siguiendo de manera literal textos hebreos. Símaco hizo una nueva traducción hacia el año 170, que buscaba mejorar la calidad de la redacción griega. Hasta ese entonces, los libros bíblicos considerados como “Escrituras”, circulaban por separado.

En el Siglo III, Orígenes compuso la Hexapla, en cuyas seis columnas se muestran comparadas seis versiones enteras del Antiguo Testamento, la quinta de las cuales corresponde a la Biblia Septuaginta, a partir de la cual, cotejada con nuevas traducciones, Orígenes tradujo una edición completa, en la cual indicó las diferencias de ésta con el texto masorético hebreo-arameo, llenando los pasajes omitidos de forma primigenia con textos procedentes de la edición tardía (del Siglo II) del judío Teodoción. Aunque la Hexapla como conjunto se perdió, se conservan fragmentos importantes. Otras ediciones de la Septuaginta, han sido atribuídas a Hesiquio, y a Luciano de Antioquía.

No existen manuscritos de la Versión LXX que contengan con exclusividades los libros del Antiguo Testamento. Pero existen al menos tres grandes manuscritos que incluyen la Versión de los LXX del Antiguo Testamento junto a los textos griegos del Nuevo Testamento. Motivos por los cuáles, hoy no se considera a la Biblia Septuaginta como un cuerpo de textos sagrados judíos, en un sentido estricto, sino, más propiamente, como la colección de los textos sagrados que grupos de cristianos de los primeros Siglos hicieron el Antiguo Testamento de sus Biblias cristianas. Dicho de otra manera, jamás existió algo como una Biblia judía. Al cuerpo de los textos sagrados judíos se lo llamó el Tanaj. Motivo por el cual, los conceptos de Biblia, así como de Antiguo y Nuevo Testamentos, nunca fueron conceptos judíos. Se trata de conceptos básica y primordialmente cristianos, ya desde sus orígenes.

Hecha la aclaración, los manuscritos bíblicos extensos más antiguos que incluyen la Versión de los LXX en la parte de sus textos correspondiente al Antiguo Testamento de las Biblias cristianas, son el Códex Sinaíticus y el Códex Vaticanus, del Siglo IV, y el Códex Alexandrinus, de la primera mitad del Siglo V. Existen algunas diferencias textuales, de número y de orden de los libros, entre estos tres Códices: El Códex Sinaíticus omite algunos textos, aún protocanónicos, e incluye I y IV Macabeos. El Códex Vaticanus omite los cuatro Libros de los Macabeos, e incluye algunas partes y pasajes propios del texto griego conocido del Libro de Enoc. Y el Códex Alexandrinus incluye los cuatro Libros de los Macabeos, el Libro de las Odas y el Libro de los Salmos de Salomón.

Ediciones Impresas

La editio princeps es la Biblia Políglota Complutense basada en manuscritos ahora perdidos, parece transmitir versiones muy antiguas.

La Edición Aldina, iniciada por Aldo Manucio, apareció en Venecia en 1518. El texto es más cercano al Codex Vaticanus que al de la Complutense.

Más utilizada ha sido la Edición Romana, o Sixtina, la cual reproduce el Codex Vaticanus. Fue publicada en 1586, bajo la dirección del Cardenal Caraffa, por orden del papa Sixto V, para apoyar la traducción de la Vulgata, ordenada por el Concilio de Trento. Ha sido reeditada varias veces.

La Edición de Grabe fue publicada en Oxford, de 1707 a 1720, y se basa en el Codex Alexandrinus, que se encuentra en el Museo Británico de Londres.

La Edición de Swete, conocida de forma común y familiar como Biblia de Cambridge, se basa de manera preferente en el Códex Vaticanus, si bien teniendo en cuenta variantes y porciones retomadas de numerosos Códices, mayores y menores. Fue impresa y editada por la Universidad de Cambridge, y dada a conocer en tres gruesos volúmenes que fueron siendo publicados en los años de 1887, 1891 y 1894. Algunas reediciones de la misma, aunque no la primera, incluyen ciertas partes y pasajes propios del texto griego conocido del Libro de Enoc, cuya edición se basa en el Códex Vaticanus, así como en el Códex Panopolitanus.

La Edición de Tischendorf, conocida de forma común y familiar como Biblia de Oxford, se basa en el Códex Sinaíticus. Fue impresa y editada por la Universidad de Oxford, y publicada en el año de 1922. (Constantino de Tischendorf ya había publicado, con anterioridad, el Nuevo Testamento delCódex Sinaíticus en 1911.)

Alfred Rahlfs, estudioso alemán que dedicó varias décadas de su vida al rescate del texto de la Biblia Septuaginta, en Göttingen, Sajonia, comenzó su Edición en 1917, la cual una vez completa fue publicada en 1935. Se basa de manera preferente en el Códex Alexandrinus, el más completo de los tres grandes códices griegos, si bien incluye algunas series de variantes del Códex Vaticanus, el Códex Sinaíticus, y algunas otras fuentes, y ofrece notas críticas respecto a las variantes de las distintas fuentes.7 Se realizaron numerosas ediciones: 1ªEd. 1935; 3ªEd. 1949; 4ªEd. 1950; 5ªEd. 1952; 6ªEd. 1959; 7ªEd. 1962; 8ªEd. 1965.

The Göttingen Septuagint (Vetus Testamentum Graecum: Auctoritate Academiae Scientiarum Gottingensis editum) es considerada la mejor edición crítica. Ha sido publicada por Volúmenes, entre 1931 y 2006, y aun no está completa. Presenta numerosas variantes de muy distintas fuentes.

En 2006, la Sociedad Bíblica Alemana publicó una revisión de la Edición de Rahlfs, revisada por Robert Hanhart. Esta editio altera incluye miles de variantes respecto a la edición original.

Traducciones Impresas

En el año de 1851, Lancelot C.L. Brenton publicó la primera traducción al inglés de una considerable parte de los textos de la Biblia Septuaginta. Esta versión se ciñe al Canon Amplio Oriental, seguido por las Biblias cristianas ortodoxas, que incluye el Salmo 151, la Oración de Manasés,10 y los Libros III de Esdras, y III y IV de los Macabeos.

En el año de 1986, un equipo de estudiosos de la Sorbona de París comenzó a publicar, por entregas de Tomos y Volúmenes, La Bible d'Alexandrie, traducción al francés de la Biblia LXX.

En el ámbito hispánico, desde 1928 existe una traducción literal de la Biblia del griego al español, de la cual el Antiguo Testamento transcribe una considerable parte de los textos de la Biblia Septuaginta. Vertida por el P. Guillermo Jünemann, sacerdote católico de origen alemán que vivió y ejerció hasta su muerte en Concepción de Chile; misma que solamente ha sido publicada en una ocasión, en el año de 1992. Esta versión se ciñe al Canon Amplio Occidental, seguido por las Biblias católicas romanas, aunque en Versión OG.11

Archivos informáticos

La Edición de Swete del Antiguo Testamento Según los LXX, se encuentra disponible en formato de archivo de imágenes de páginas escaneadas en el sitio web de Christian Classics Ethereal Library.

El archivo de texto más completo de la Edición de Rahlfs de la Biblia Septuaginta, en griego koiné original, ha sido el capturado por un equipo de estudiosos del Centro de Análisis Computarizado de Textos (CCAT) de la Universidad de Pennsylvania, y está disponible en formato de estudio morfológico en el sitio web del CCAT, y en formato navegable (HTML) en Thesaurus Indogermanischer Text und Sprachmaterialien (TITUS), auspiciado por la Universidad Johann Wolfgang Goethe, de Frankfurt del Main, y en Internet Sacred Text Archive (en este último sitio, con opción a compra en formato propietario). Este archivo contiene las 6 variantes más notorias del documento histórico, que son dos diferentes versiones de Josué, de los Jueces, de Tobit, de Daniel, de Susana, y de Bel y el Dragón.

La versión inglesa de Brenton, es posible encontrarla en formato navegable, con opción a compra en formato propietario, en The Common Man's Prospective.

Así mismo, es posible descargar gratuitamente, en formato propietario, el archivo CCAT sobre el texto de Rahlfs, hasta en 8 distintas opciones de mapeo, partición y acentuación del mismo (con breves omisiones, sin embargo, con respecto del texto del CCAT), desde The Unbound Bible, un proyecto de Biola University, así como el archivo de La Sagrada Biblia de Don Guillermo Jünemann, que ha sido creado por VE Multimedios.

Referencias

↑ Tan grande ambigüedad entre distintos cómputos de textos es sólo relativa y aparente: los números varían de acuerdo a las distintas tradiciones que se sigue para la partición o agrupación de una considerable parte de esos textos.

↑ La Biblia Latina llama Libros I y II de Esdras a los hoy llamados Libros de Esdras y Nehemías. Un cuarto documento (Libro IV de Esdras), comúnmente asociado a estos otros tres, jamás constituyó parte de los escritos griegos de la Biblia, ni de la Septuaginta.

↑ “The Dead Sea Scrolls and the Jewish Origins of Christianity”, Chapter “A Greek surprise”, pp. 124-130, Carsten Peter Thiede, Lion Publishing, Oxford 2000.

↑ a b c Cousin Hugues (1992) La Biblia Griega: Los Setenta. Estella: Verbo Divino.

↑ Dines, Jennifer (2004) The Septuagint, Michael A. Knibb, Ed., London: T&T Clark.

↑ Joseph Ziegler, “Der griechische Dodekepropheton-Text der Complutenser Polyglotte”, Biblica 25:297-310, cited in Würthwein.

↑ Rahlfs, Alfred, (Ed.), (1935-1979), Septuaginta, Stuttgart: Deutsche Bibelgesellschaft.

↑ IOSCS: Critical Editions of Septuagint/Old Greek Texts

↑ German Bible Society

↑ (Capítulo extraído del Libro de las Odas, y, en esta traducción, en ausencia del resto de este documento, agregado al final del Libro de los Salmos de David.)

↑ (Siglas de la expresión inglesa Old Greek, que hace referencia al texto griego antiguo.)

 

 

 
       
   
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04/19/2024
2:13 am

 

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